viernes, 18 de abril de 2014

Algunas claves de la batalla por la información

Este artículo es un trabajo realizado junto a Silvia Martínez Hellín, publicado en El Diario Fénix (digital activo hasta abril de 2017) el 9 de abril de 2014


Javier Couso y Miguel Ángel Cubillo durante el coloquio
celebrado en el Centro Cultural Aguirre. Cuenca 03/04/2014


“Nos están llevando al subdesarrollo” decía Javier Couso al reflexionar sobre el panorama mediático actual. ¿Hablamos de libertad de prensa o de libertad de empresa? Con esta pregunta iniciaba el periodista y actual candidato a las elecciones europeas por Izquierda Unida el debate celebrado en Cuenca, centrado en la batalla por la información. Una lucha constante que ahora se enfrenta a nuevas censuras y mecanismos más sutiles, si se les quiere llamar así, que logran mantener a gran parte de los ciudadanos de espaldas a la verdad.


Invitándonos a pensar en qué parte de  la información que consumimos es realmente propaganda, Couso hizo un repaso sobre la situación de los grandes grupos mediáticos en España. Es innegable la monopolización de la información en los grandes medios generalistas, sobre todo en las televisiones.

Control informativo de Mediaset y Atresmedia

Mediaset es la empresa de comunicación italiana controlada por el Grupo Fininvest, holding financiero fundado por el expresidente italiano Silvio Berlusconi. En España, el accionariado de Mediaset se divide en: 41,55% Mediaset SpA; 39,78% Capital flotante; 17,34% Grupo Prisa y 1,33% Autocartera. Mediaset España mantiene comercialmente siete canales de televisión: Telecinco, Cuatro, LaSiete, Factoría de Ficción, Boing, Divinty y Energy. A su vez, el grupo multimedia español PRISA, posee los diarios: El País, Diario AS, Cinco Días y el 50% de El Huffington Post. Las radios: Cadena Ser, 40 Principales, Cadena Dias, Máxima FM o Radio Olé. Y las editoriales Grupo Santilla y Editoriales Alfaguara.
Por su parte, el grupo de comunicación español Atresmedia opera también en los distintos sectores audiovisuales. En televisión con Antena3, laSexta, Neox, Nova, Nitro, Xplora, laSexta3 (estas tres últimas desaparecerán el próximo 6 de abril) y el canal alquilado Gol Televisión. En radio maneja Onda Cero, Europa FM y Melodía FM. Aquí se incluye también el Grupo Planeta, editor de La Razón y publicaciones no diarias como Grazia, Interiores, Historia y Vida, Dapper o Playboy. También posee las librerías Casa del Libro y El Círculo de Lectores.

El desglose de estas grandes empresas de comunicación pone en evidencia cómo unos pocos directivos controlan la actividad de los medios más masivos. Los mismos que están provocando que, a los ojos del gran público, la actividad de los periodistas quede relegada a una función propagandística de los intereses de sus mandos. Esos directivos de las grandes cadenas comparten una misma ideología, la del capitalismo que no quiere oír hablar de servicios públicos. Por eso es necesario apuntar que no es el pseudoperiodismo de esas grandes cadenas el que representa la lucha por la verdad que se atribuye el periodismo.

La descontextualización del 22M

Couso recordó la posición de gran parte de nuestros medios al hablar de la manifestación del pasado 22 de marzo, el 22M que ha sido calificado de ‘batalla campal de radicales contra la policía’. De esta jornada, por la televisión y los grandes diarios, no habríamos sabido que fue interrumpida de forma ilegal por la propia policía, que cargó frente al grupo de casi 2 millones de ciudadanos que intentaban zanjar la reunión de forma pacífica. Esa fue la asistencia que alcanzó la marcha por la dignidad según las propias asociaciones organizadoras. En cambio en diarios como El País se habló de 50.000 personas y la delegación de Gobierno apuntó que fueron 36.000 los manifestantes que el 22M llenaron las calles de Madrid.

Sobre este punto, quiso advertir Couso de la manipulación que tanto los grandes medios de comunicación como la industria del cine, (también afectada por el monopolio hollywoodiense) llevan a cabo al mostrarnos quiénes son ‘nuestros enemigos’. ‘Los malos’ son elegidos por las élites políticas y empresariales que tienen el poder de controlar las ‘verdades’ que difunden masivamente los gigantes de la comunicación.  

“Llegar a la masa cuesta mucho, hacer televisión es muy caro”, por eso defendió Couso que  la única forma de hacer televisión de calidad es a través de cadenas públicas. En este sentido denunció el ataque a los medios públicos del que estamos siendo testigos; “el artículo 20  es sólo teoría, nunca ha habido verdaderos esfuerzos para impedir la manipulación mediática”. La descontextualización y las “anécdotas por encima el todo” caracterizan los (des)informativos que llegan a más personas cada día. Para acabar con ello, Couso considera que “hay que acabar con la desregulación, con la idea de que la mejor ley de prensa es una ausencia de ley”.

La batalla por la información la llevan a cabo pequeños medios y grandes periodistas

Couso criticó la desinformación basada en el ‘infoentretenimiento’ y la trivialización que ensombrecen el periodismo en España. Pero a pesar del poder de las grandes cadenas mediáticas y la radical politización de los medios públicos, somos también testigos de la aparición de medios que, aunque más pequeños y en forma de cooperativas con menos recursos, buscan con fuerza llegar hasta nosotros defendiendo, como un día dijo Orwell, que “periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”. Por eso la verdadera batalla por la información es la que están llevando a cabo pequeños medios y grandes periodistas, conscientes de que el periodismo no vende un producto cualquiera, sino que trabaja con un derecho sin el cual pierden su sentido otros muchos derechos constitucionales. Los verdaderos periodistas saben que para contar la realidad y no la apariencia, no pueden ser sumisos.

Otro frente en el ataque a la neutralidad de la red

Muchos de estos periodistas encuentran en Internet un sitio desde el que difundir sus informaciones. De manera que gran parte de la batalla por la información se libra en la red, cuyaneutralidad está siendo atacada afectando de manera directa a las libertades de expresión e información. En este punto se detuvo también Javier Couso, afirmando que “no hay” neutralidad. La situación para el intercambio de contenidos en la red, según explicaba el periódicoDiagonal, es que los gobiernos con grandes infraestructuras de telecomunicación pueden decidir “monitorizar, almacenar e incluso alterar los datos que viajan por las infraestructuras que están dentro de las fronteras de su legislación”.

Sin una regulación que obligue a respetar la neutralidad en la red, las empresas de telecomunicación y las proveedoras de contenido más poderosas son las que deciden qué información es la más accesible, la más destacada e ‘importante’. Se pone así límite a la competencia que en Internet pueden generar los contenidos informativos de gran calidad y a la creatividad para dar lugar a nuevas formas de mercado.


Sobre estos puntos estableció Javier Couso una visión de las formas de censura que hoy se imponen a  información, en algunas de las cuales merece la pena detenerse para comprender la encrucijada en la que se encuentra el periodismo, forzado sin duda a una readaptación de sus valores si no quiere perder la batalla por la verdad. Pero no nos vamos sin olvidar que no sólo los periodistas son responsables de su defensa, sino que todos podemos y debemos apoyar nuestro derecho a la información, por ejemplo no asumiendo que estamos condenados a la manipulación por creer que el periodismo es lo que vemos por televisión.

1 comentario:

  1. Verdad lo que dice Couso. Pero dificil cambiarlo, Buen Articulo,

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