jueves, 28 de agosto de 2014

Más muertes por violencia machista, y sin denuncia

La justicia no actúa con eficiencia a la primera señal de malos tratos

Este artículo se publicó en El Diario Fénixdigital activo hasta abril de 2017

Hace una semana eran 36 las mujeres que, víctimas de la violencia machista, han sido asesinadas en España este mismo año.  Ahora, según los últimos datos oficiales, emitidos el pasado martes, son 38. Pero además, esta semana han muerto dos mujeres más a manos de hombres y se ha dado un intento de homicidio en la misma circunstancia.




Entre el domingo y el lunes murieron las dos últimas mujeres que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad registra como víctimas de la violencia de género. La primera, de 38 años y con dos hijas menores de edad, fue disparada por el padre de las niñas. Él se ahorcó después en el mismo lugar del crimen, su hogar, en Barro (Pontevedra). El asesino informó por teléfono a la policía antes de suicidarse. La segunda en menos de 48 horas fue  una anciana de 87 años, fallecida tras recibir varias heridas de arma blanca a manos de su marido, de 90 años, quien también se suicidó en su propia vivienda tras matar a su compañera. Esto ocurría el lunes en Campello (Alicante), donde la hija de este matrimonio encontró ambos cuerpos ya sin vida. El hombre se había clavado un cuchillo en el cuello, y aunque al principio las autoridades pensaron en “un suicidio consensuado”, se trata de un asesinato por violencia machista, así lo confirmaba el subdelegado de Gobierno de la provincia, Alberto Martínez.

Dos asesinatos más y un intento esta misma semana
Dos días después de ocurrir estos hechos, en Barcelona un hombre de 70 años apuñalaba a una mujer de 48, con la que al parecer convivía pero sin dar muestras de mantener con ella una relación de pareja. El Periódico informaba este jueves de que fue el propio homicida quien, en la mañana del día anterior, llamó a la puerta de sus vecinos para decirles que había matado a la mujer en su propia vivienda. También en Barcelona, en L’Hospitalet de Llobregat, fallecía otra mujer este jueves 28, esta vez apuñalada por el que sí era su pareja y padre de sus dos hijos, un hombre de 48 años. Ella tenía 45 y, como en el caso de las dos mujeres anteriores, su asesino se suicidó después de quitarle a ella la vida.

Ninguna de estas víctimas había presentado denuncias por violencia doméstica. Como tampoco lo hicieron otras 27 mujeres que murieron antes que ellas, en situaciones personales distintas pero por una misma causa: el machismo, el intento de dominación absurdo y violento del hombre sobre la mujer.

El intento de homicidio se dio en Chantada (Lugo). En la noche del martes un hombre de 41 años disparó en la sien a su pareja, una chica de 32. Ella permanece ingresada en Cuidados Intensivos en el Hospital Univertario Lucus Augusti de Lugo. Él, habiendo confesado que le disparó,  ingresaba este viernes en la prisión de Monterroso, acusado de tentativa de homicidio, tenencia ilícita de armas y delito contra la salud pública.

Sólo el 27’5% de las víctimas había denunciado malos tratos
Con estos últimos casos, en este año han muerto ya 40 mujeres a manos de sus compañeros y sólo 11 de ellas habían presentado denuncias por los malos tratos que estaban sufriendo. ¿Por qué no lo hicieron todas? No es posible responder a esta pregunta, no con seguridad. Pero si algo es cierto es que ayudaría mucho a que todas las mujeres se sintieran capaces de denunciar que no hiciera falta tanta violencia para que se tomen medidas drásticas contra los maltratadores y potenciales asesinos. Quiero decir, que no es justicia que una mujer tenga que oír que necesita pasar por una paliza, o por dos sesiones más de maltrato físico, para asegurarse de que, al menos a corto plazo, no volverá a ser maltratada ni humillada. El hecho de que la justicia no actúe con eficiencia a la primera señal de violencia contra una mujer, supone un agravante mayor cuando se trata de alguien que convive con su maltratador y vive con el miedo de pensar que, si denuncia, la consecuencia puede ser una amenaza mayor de la que está sufriendo.

Por su parte, la ministra Ana Mato ha centrado su discurso al respecto de todas estas muertes en que es imprescindible que se denuncie sin demora la violencia de género, siendo “clave para evitar que quede impune” la responsabilidad que han de asumir las propias víctimas, sus familiares y todo el que pueda ser testigo de una situación de maltrato. Pero si llegan a morir tantas mujeres, y tantas, cada una desde su situación personal, tienen miedo a denunciar, ¿no será que el Gobierno y su sistema de Justicia las desprotege? ¿Que no se puede dejar sólo en ellas la responsabilidad de enfrentar una situación así, tan violenta? El 016 no es suficiente, no.



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