Con el objetivo principal
de evitar la formación de una zona de dominio kurdo en la frontera norte de
Siria, Turquía lanzó la operación 'Escudo del Éufrates' respaldando a una coalición de fuerzas árabes y turcomanas de Siria. De
cientos, los efectivos turcos desplegados en el norte de Siria pasaron a ser
miles a principios de año, a medida que la intervención militar avanzó y el
Gobierno turco tuvo que enviar refuerzos.
El pasado febrero, Erdogan
anunció que, después de Al Bab, su próximo objetivo en el norte de Siria era
Raqqa, y Manbij como territorio necesario para llegar allí.
Si hace unos meses
hablábamos de que el acuerdo entre Irán, Turquía y Rusia para
pacificar Siria ponía a prueba los intereses y compromisos adquiridos por
Ankara, la rendición de cuentas se presenta ahora con Turquía continuando su
lucha contra los kurdos comunistas y procurando acercarse a Estados Unidos, con
quien sí comparte el interés de derrocar a Bashar al Assad y facilitar un
gobierno suní, que además sea aprobado por los reinos amigos del Golfo.
Las relaciones entre los
gobiernos de Turquía y Estados Unidos se tensaron tras el fallido golpe de
Estado el pasado 15 de julio en Ankara. La negativa de la administración Obama
a ceder a la extradición del clérigo Fetullah Gülen, a quien el presidente turco acusa de organizar el intento golpista, provocaron
el distanciamiento entre ambos Estados.
Semanas antes del fallido
golpe, los presidentes ruso y turco se tendían la mano, después de que el significativo aumento de la presencia militar rusa en
Siria en septiembre de 2015 preocupara a Occidente y también a Turquía, y de
que un mes después se produjera el derribo del caza ruso por parte
del Ejército turco en la frontera turco-siria, con las consecuentes
sanciones de Rusia.
Compromisos con Rusia,
rotos y por cumplir
Turquía se comprometió con
Rusia a no cruzar la ciudad siria de Al Bab, pero ha
seguido apoyando allí al opositor Ejército Libre Sirio (FSA por
sus siglas en inglés) y sigue adelante con el objetivo de tomar Raqqa, algo que
ya en octubre anunció que haría, aunque posteriormente lo desmintiera diciendo que no
pasaría de Al Bab para tranquilizar la relación con Rusia.
A mediados de febrero, Erdogan se comprometió a retirar sus fuerzas de Siria una vez el DAESH esté militarmente derrotado. Con la ofensiva que está por llegar en Raqqa, se verá si cumple o no esta última promesa.
A mediados de febrero, Erdogan se comprometió a retirar sus fuerzas de Siria una vez el DAESH esté militarmente derrotado. Con la ofensiva que está por llegar en Raqqa, se verá si cumple o no esta última promesa.
Según el analista de International
Crisis Group Noah Bonsey, en la ejecución de la operación ‘Escudo del Éufrates’ ha jugado un papel
esencial la influencia de Rusia, siendo la intervención turca un punto
importante en las negociaciones entre ambos Estados para solucionar sus tensiones bilaterales.
A pesar de guiar las
negociaciones en Astana junto a Rusia e Irán, el pasado febrero Erdogan dio declaraciones en Bahrein criticando el “nacionalismo persa que lleva a las tendencias
separatistas”.
Respecto al Gobierno
sirio, según declaró el viceprimer ministro turco, Mehmet Simsek, en el Foro
Económico Mundial de Davos celebrado el pasado enero, el Gobierno turco está
procurando ser “pragmático, realista”, y por eso acepta que la solución al
conflicto sirio pase por mantener a Assad en el poder, pero no esconde su
conveniencia de que el actual Gobierno sirio sea sustituido por uno islamista.
Persiguiendo sus propios
objetivos en el norte de Siria, Turquía ha intentado tender lazos con el Gobierno de Trump. Pero los intereses enfrentados ponen el foco de atención sobre el apoyo estadounidense a ciertos grupos
kurdos, y de momento la estrategia de EE.UU. en la zona no ha cambiado.
Turquía criticó con dureza
a EE.UU. por apoyar a las fuerzas kurdas de las Unidades de Protección
Popular (YPG por sus siglas en kurdo), y a su vez la presencia turca complicó
el plan estadounidense de utilizar fuerzas kurdas para lanzar una gran
operación contra el DAESH en Raqqa.
Trump no ha retirado el apoyo a las milicias kurdas, y tampoco ha dicho que vaya a luchar con Rusia para acabar con el DAESH. El pasado febrero, en la sede de la OTAN En Bruselas, el secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, dijo sobre cooperar con Rusia en Siria: "No estamos en condiciones de colaborar a nivel militar, pero nuestros líderes políticos se comprometerán y tratarán de encontrar un terreno común”.
Trump no ha retirado el apoyo a las milicias kurdas, y tampoco ha dicho que vaya a luchar con Rusia para acabar con el DAESH. El pasado febrero, en la sede de la OTAN En Bruselas, el secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, dijo sobre cooperar con Rusia en Siria: "No estamos en condiciones de colaborar a nivel militar, pero nuestros líderes políticos se comprometerán y tratarán de encontrar un terreno común”.
Raqqa: fuerzas kurdas y sus bandos
En Raqqa convergen los
objetivos de las tropas turcas y sus aliados de las milicias
opositoras sirias y kurdas sunís; de Estados Unidos y las fuerzas kurdas a
las que apoya -una parte de ellas enfrentadas a Turquía-, y de las fuerzas del
Gobierno sirio que quieren impedir la invasión turca.
Aunque Turquía combate duramente a los kurdos considerados aliados del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), apoya a grupos kurdos sunís que combaten junto a milicias islamistas, como el grupo Jaysh Al-Thuwar, una coalición de fuerzas opositoras que combaten bajo el paraguas de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF por sus siglas en inglés). En el apoyo a esta sección kurda y a los grupos opositores armados es donde coinciden Turquía y EE.UU.
Además, para llevar a cabo sus operaciones en Siria, EE.UU. utiliza la base aérea turca de Incirlik. Pero Turquía mantiene su rechazo a cooperar con los kurdos a los que llama terroristas.
Aunque Turquía combate duramente a los kurdos considerados aliados del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), apoya a grupos kurdos sunís que combaten junto a milicias islamistas, como el grupo Jaysh Al-Thuwar, una coalición de fuerzas opositoras que combaten bajo el paraguas de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF por sus siglas en inglés). En el apoyo a esta sección kurda y a los grupos opositores armados es donde coinciden Turquía y EE.UU.
Además, para llevar a cabo sus operaciones en Siria, EE.UU. utiliza la base aérea turca de Incirlik. Pero Turquía mantiene su rechazo a cooperar con los kurdos a los que llama terroristas.
En Raqqa, las SDF combaten
guiadas por las YPG, que cuentan con gran apoyo estadounidense. Junto a estas
fuerzas kurdas y el apoyo aéreo americano, las SDF entraron en Manbij el
pasado agosto.
Las YPG son consideradas
terroristas por Turquía, que las asocia con el PKK. No obstante, para
EE.UU. las YPG son su mejor aliado contra el DAESH. La Gran
Potencia respalda tanto a los kurdos comunistas enemigos de Turquía como a
kurdos sunís, que son a su vez apoyados por las fuerzas turcas, y a grupos
rebeldes integrados en el opositor FSA.
Estados Unidos aumenta sus efectivos en torno a Raqqa
El coronel estadounidense
John Dorrian, portavoz de la operación ‘Inherent Resolve’ (planteada como estrategia para combatir
al DAESH en Iraq y ampliada a Siria en septiembre de 2014), dijo el pasado fin de semana que el despliegue de
fuerzas americanas en Manbij, a tan solo 25 kilómetros del territorio turco, es
una "acción deliberada", para "mantener la atención en
derrotar al DAESH" y “para asegurar que no hay presencia del YPG
persistente".
La operación estadounidense que se centra en liberar Raqqa del DAESH mediante el apoyo a los grupos kurdos se bautizó el pasado noviembre como operación 'Euphrates Rage', y está integrada por 30.000 efectivos de las SDF respaldados por la fuerza aérea estadounidense. Esta semana, el teniente general Stephen Townsend, que comanda la operación 'Inherent Resolve', ha sido autorizado para enviar a Raqqa, como refuerzo, a un grupo de Marines que estaban desplegados en Kuwait. Estos soldados y los obuses M777 que llevan con ellos se suman a las fuerzas que el pasado fin de semana llegaron para reforzar la vigilancia sobre Manbij.
La operación estadounidense que se centra en liberar Raqqa del DAESH mediante el apoyo a los grupos kurdos se bautizó el pasado noviembre como operación 'Euphrates Rage', y está integrada por 30.000 efectivos de las SDF respaldados por la fuerza aérea estadounidense. Esta semana, el teniente general Stephen Townsend, que comanda la operación 'Inherent Resolve', ha sido autorizado para enviar a Raqqa, como refuerzo, a un grupo de Marines que estaban desplegados en Kuwait. Estos soldados y los obuses M777 que llevan con ellos se suman a las fuerzas que el pasado fin de semana llegaron para reforzar la vigilancia sobre Manbij.
Siria y Rusia apoyando la resistencia de las milicias kurdas contra la ocupación turca
A finales de febrero, el
Ejército sirio avanzó en el este de Al Bab, expulsando al DAESH y tomando una
franja del disputado territorio. Eso dificultaba el avance de fuerzas
turcas hacia Manbij, para impedirlo están el Gobierno sirio y sus aliados.
Rusia intenta evitar que
las tropas turcas tomen posiciones para atacar a las YPG. Hace una semana, las
SDF llegaron a un acuerdo con Rusia para permitir a las tropas de Assad tomar
el control de gran parte del territorio kurdo al oeste de Manbij.
El Consejo Militar de
Manbij, parte de las SDF, anunció el pasado jueves que cede a las fuerzas
gubernamentales el control del territorio comprendido entre Al Bab y Manbij que
ya ha sido liberado del DAESH. Detrás de esta decisión está el objetivo de
frenar al enemigo común que es Turquía.
Al anunciar que cederían al Ejército Árabe Sirio (SAA por sus siglas en inglés) las aldeas liberadas comprendidas entre Al Bab y Manbij, el Consejo Militar de la ciudad dijo estar siendo atacado por "rebeldes" apoyados por Turquía, algo que negó el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu.
Al anunciar que cederían al Ejército Árabe Sirio (SAA por sus siglas en inglés) las aldeas liberadas comprendidas entre Al Bab y Manbij, el Consejo Militar de la ciudad dijo estar siendo atacado por "rebeldes" apoyados por Turquía, algo que negó el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu.
En su proyecto de Constitución para Siria presentado en Astana, Rusia propone para el caso de los kurdos una
autonomía estrictamente cultural, estableciendo que “cualquier cambio de
las fronteras del Estado sirio solo puede permitirse a través de un referéndum
en el que participen todos los ciudadanos”.
En este escenario en el
que grandes potencias mueven los hilos de milicias kurdas, existe además el
peligro de que los distintos grupos kurdos se enfrenten entre sí, advierte la
analista internacional especializada en yihadismo Conchetta Dellavernia. Si eso ocurre, el DAESH, todavía con fuerte presencia en Raqqa y preparando sus
defensas como en su día lo hizo en Mosul, podría encontrar ventaja
para atacar a ambas fuerzas y a sus respaldos mientras se enfrentan entre
sí.
En las negociaciones celebradas en Astana y Ginebra para encontrar una solución política al conflicto, los kurdos son los únicos excluidos. A finales de enero, las SDF publicaban una declaración denunciando haber sido "excluidos y empujados lejos de todos los congresos que se celebraron hasta ahora en aras de la solución de crisis siria", dice el comunicado. Hasta el momento siguen excluidos, según afirmó hace unas semanas la copresidenta del Partido de Unión Democrática (PYD), Asya Abdulá, por el papel de Turquía en las negociaciones.
Sobre el encuentro de fuerzas con distintos intereses en el norte de Siria, Dellavernia concluye que “el problema de Siria es complejo porque como vaya a más, está claro que Irán va a intervenir, y de ser así el conflicto va a ser importante, porque en el momento que hay un conflicto tan directo, entre potencias, está claro que lo que hay aquí en Europa (los yihadistas) va a empezar a poner bombas sin parar. Entre otras cosas para que la gente se atemorice y los gobiernos se vean obligados a acudir en auxilio en Oriente de los 'moderados'”, explica la experta refiriéndose a las técnicas de los grupos yihadistas para presionar a los gobiernos y obtener financiación.
En las negociaciones celebradas en Astana y Ginebra para encontrar una solución política al conflicto, los kurdos son los únicos excluidos. A finales de enero, las SDF publicaban una declaración denunciando haber sido "excluidos y empujados lejos de todos los congresos que se celebraron hasta ahora en aras de la solución de crisis siria", dice el comunicado. Hasta el momento siguen excluidos, según afirmó hace unas semanas la copresidenta del Partido de Unión Democrática (PYD), Asya Abdulá, por el papel de Turquía en las negociaciones.
Sobre el encuentro de fuerzas con distintos intereses en el norte de Siria, Dellavernia concluye que “el problema de Siria es complejo porque como vaya a más, está claro que Irán va a intervenir, y de ser así el conflicto va a ser importante, porque en el momento que hay un conflicto tan directo, entre potencias, está claro que lo que hay aquí en Europa (los yihadistas) va a empezar a poner bombas sin parar. Entre otras cosas para que la gente se atemorice y los gobiernos se vean obligados a acudir en auxilio en Oriente de los 'moderados'”, explica la experta refiriéndose a las técnicas de los grupos yihadistas para presionar a los gobiernos y obtener financiación.
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