martes, 26 de noviembre de 2013

El nuevo proyecto de seguridad del Gobierno, contra los ciudadanos

Este artículo se publicó en El Diario Fénix, digital activo hasta abril de 2017

Imagen de eldiariofenix.com
Como con la Ley de Tasas Judiciales, una vez más el Gobierno trata de convertir en ley una herramienta de negación de nuestros derechos. El pasado viernes llevó al Consejo de Ministros el borrador de Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, una LO sí, que su mayoría absoluta le permite aprobar.



Con este nuevo proyecto de ley se pretenden criminalizar las protestas de los ciudadanos insatisfechos con las acciones del Gobierno. Concretamente se habla de multas de entre 100 y 600.000 euros para quienes convoquen, dirijan o participen en manifestaciones frente a instituciones del Estado sin autorización previa, o quienes "alteren el orden" en actos públicos o se manifiesten, sin autorización, en “infraestructuras críticas” (como una central nuclear).

Con esto, no queda duda de que el Gobierno pretende normalizar una exigencia de sumisión ante los abusos que saben que están agrandando las desigualdades sociales en España. Pero su proyecto no termina ahí, pide también multas  para quienes difundan imágenes de agentes antidisturbios durante las protestas. Es decir, que piden que se conozcan lo menos posible las situaciones en las que, por ejemplo, los policías agreden con sus porras a los participantes de una manifestación pacífica. Además se proponen multas, esta vez de entre 1.001 y 30.000 euros, para aquellos que insulten o se enfrenten a los policías durante una manifestación o participen en disturbios ocultando su identidad.

Desde el Gobierno quieren protegerse, aun más, y eso es preocupante. Pero ¿qué creen que van a provocar con todo esto? Están llegando a los extremos de la injusticia en un Estado que se dice democrático. Nuestra Constitución, en su artículo 20, reconoce el derecho a la manifestación sin establecer el requisito previo de la autorización: “expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción; comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”, derechos de cuyo ejercicio añade: “no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa”.

El nuevo proyecto pendiente de discusión persigue arrebatarnos estos derechos,  normalizar que haya “delincuentes” inocentes y delincuentes ‘de lujo’, como ellos. Pero todos nos preguntamos ‘¿dónde está la soberanía popular?’ En la novela de Orwell 1984, Winston escribía en su diario, “si los proles pudieran ser conscientes de su fuerza…no haría falta que conspirara”. ¿Somos conscientes? Y tengo que recordar a otro personaje, Joe Wilson en Caza a la Espía: “la responsabilidad de un país no está en manos de unos cuantos privilegiados…la democracia no es un viaje gratuito”.

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