jueves, 21 de agosto de 2014

El nuevo brote de ébola lleva meses matando en África

El cierre de fronteras no es una solución contra la epidemia

Este artículo se publicó en El Diario Fénixdigital activo hasta abril de 2017
Fuente: bolsamania.com
En el 76 se diagnosticó por primera vez este virus en poblaciones de Sudán y la República Democrática del Congo, donde se extendió un brote en las proximidades del río Ébola, que le dio nombre. 38 años después, todavía no se ha logrado una cura segura contra esta enfermedad, aunque también es cierto que nunca había alcanzado las dimensiones actuales.

El caso del misionero y sacerdote Miguel Pajares, fallecido el pasado martes 12, hizo que saltara la alarma en España sobre el peligro de este virus letal.  Antes, poco habíamos oído hablar del ébola a pesar de que en África este nuevo brote lleva matando desde marzo de este año. Según informaba este miércoles la Organización Mundial de la salud (OMS), en Liberia, Guinea Conakry, Sierra Leona y Nigeria, la cifra de infectados fallecidos ha llegado a 1.350. Monrovia, Conakry o Freetown se encuentran entre las ciudades más afectadas.

Esta semana, en sólo dos días han muerto 106 personas por el ébola, la mayoría de ellas en Liberia. Misioneros Salesianos han informado de que allí han tenido que cerrar, por orden del Gobierno, sus centros juveniles y campamentos de verano, porque  “el virus está descontrolado”. En los territorios más afectados sí existe el miedo colectivo al ébola. Si aquí hubieran muerto más de 100 personas veríamos a qué límites podría llegar la obsesión por la seguridad de nuestro ‘primer mundo’.

El pasado lunes, y bajo la justificación de frenar la epidemia, las Fuerzas Armadas de Liberia dieron la orden a las autoridades que custodian la frontera noroeste (con Sierra Leona)  de que se dispare, “en las piernas”, a toda persona que, sin autorización legal, intente entrar en Liberia desde esa franja. Previamente ya se había ordenado disparar contra quieres no cedieran al cierre de las fronteras que exigió  la presidenta liberiana, Ellen Johnson-Sirleaf.

El ébola viene a darnos una lección
Esta alarma ha hecho que se extiendan medidas preventivas en otros continentes, donde se teme ahora que el virus contra el que no hay cura trascienda el continente africano. De alguna forma, el ébola viene a darnos una lección, ya que si estamos hablando de él es por los afectados que han llegado desde África, y que ¡podrían contagiarnos! Pero no por los cientos que mueren allí.

El español Miguel Pajares estaba siendo tratado con el suero experimental ZMapp, utilizado también en EE.UU para curar al médico y la enfermera estadounidenses Kent Brantly y Nancy Writebol, que se infectaron también en Liberia.  Son las primeras personas en las que ha surtido efecto este medicamento, ambos fueron dados de alta este jueves.

Hace dos semanas, el Gobierno liberiano pidió a EE.UU que enviara las máximas dosis posibles de este suero experimental, para poder tratar a los médicos allí infectados. El mismo día que murió el sacerdote, EE.UU anunció que enviaría el medicamento y fuentes de su Departamento de Salud y Servicios Sociales aclararon que lo que han hecho es facilitar a Liberia el contacto con el laboratorio fabricante.

Las ayudas llegan tarde o son insuficientes
La Unión Europea envió ayuda económica a Guinea en el momento de aparecer el brote y hace 15 días anunciaba que se destinarían ocho millones de euros más a combatir la epidemia en los países africanos afectados. En España, el ministerio de Asuntos Exteriores anunciaba recientemente el envío de dos equipos médicos a Sierra Leona, así como que se han aportado 300.000 euros desde que el pasado mes de abril se puso en marcha un plan de ayuda de emergencia para reforzar la atención sanitaria en Guinea Conakry, donde empezó a extenderse el virus. Aun así, las ayudas o llegan tarde o son insuficientes. La propia OMS reconoce que las cifras dadas sobre los fallecimientos por ébola no son un reflejo fiel de la realidad, que seguramente sea más grave. Y ha calificado esta epidemia de emergencia sanitaria internacional.

Para evitar que el brote llegue a España, las autoridades policiales y sanitarias han activado el protocolo de alarma por riesgo. El pasado lunes, en la terminal 4 del aeropuerto de Adolfo Suárez-Barajas, la Policía Nacional dio la alerta por ébola por la presencia de un hombre de nacionalidad africana, que estaba siendo atendido por una ambulancia. Se repartieron mascarillas y se acordonó la zona alrededor del paciente. El mismo día, en el Hospital de Basurto, en Bilbao, un hombre español que había llegado hacía unos días de Sierra Leona y presentaba síntomas sospechosos (la fiebre es el principal), fue ingresado en aislamiento, siguiendo el protocolo de prevención. Finalmente, como en el caso del nigeriano ingresado en el Hospital de San Juan (Alicante), las pruebas para diagnosticar el virus han resultado negativas. Este viernes ha ingresado otro paciente con síntomas sospechosos en el hospital Clínic de Barcelona. Se trata de un senegalés residente en la capital catalana que hace tres días regresó de un viaje por Guinea y Nigeria.

El cierre de fronteras no es una solución contra la epidemia
Según fuentes de la OMS, el virus llega a las personas a través de animales infectados, del contacto con su sangre, órganos o fluidos corporales. Por lo que, aunque la tasa de mortalidad por ébola es alta -hasta un 90% según indica esta Organización-, el contagio no se da fácilmente. EFE Verde recogía esta semana las aclaraciones del presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, sobre la posibilidad de que el ébola llegue a extenderse en España. Sendín advirtió que, aunque el riesgo existe y deben cuidarse las medidas de prevención, es “muy improbable” que eso llegue a suceder.

Tampoco existen razones justificadas para pensar, y mucho menos afirmar, que la entrada de africanos a España por la frontera de Ceuta y Melilla pone en peligro la salud de nadie. Este jueves, El País recogía las declaraciones de la presidenta de Médicos sin Fronteras, Joanne Liu, que asegura que lo que deben hacer los países con más medios es enviar más ayuda y recursos para hacer frente a la epidemia y evitar que se propague, en lugar de recurrir al cierre de fronteras.

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