Entrevista con Conchetta Dellavernia, analista especializada en yihadismo
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La falta de un plan de paz en Libia llevó a Occidente a dar poder a los terroristas |
Este miércoles han salido
a la luz las críticas del comité de Asuntos Exteriores del parlamento británico
hacia la intervención conjunta de Francia y Reino Unido en Libia para derrocar
a Gadafi en 2011. BBC ha informado de las acusaciones al ex primer ministro
David Cameron por aprobar la intervención sin contar “con información precisa
de Inteligencia”, lo que llevó a las potencias europeas a facilitar la
instalación de terroristas de al Qaeda en el norte de África.
El derrocamiento del
régimen de Gadafi y su brutal ejecución a manos de los rebeldes dejó al país dividido en numerosas milicias. En su
informe, el comité británico deja constancia de que el Gobierno no planeó una
estrategia para pacificar Libia tras la caída de Gadafi, y señala también que
no supo prever "el elemento islamista extremista existente en la
rebelión". No lo hizo Reino Unido ni tampoco la ONU, que amparó la
intervención en la que Estados Unidos estaba interesado.
La analista de
Inteligencia especializada en redes yihadistas Conchetta Dellavernia, no duda de que fue la presión de EE.UU.
lo que empujó la intervención occidental en Libia. “Cuando mataron a Gadafi, lo
hicieron para que Rusia se implicara en Libia, porque todo el ejército de Gadafi,
todo el material, estaba en manos de militares rusos, por lo que al atacar
Libia se atacaba directamente a Rusia, a sus militares que estaban allí, así
como a parte de sus servicios de Inteligencia”, explica.
Pero Rusia se quedó al
margen, Dellavernia sostiene que Putin fue previsor y lo que hizo fue una
estrategia de ajedrez: el gambito, sacrificar una pieza con el fin de ganar la
partida. “Rusia no puso un pie en Libia, ni por mar ni tierra ni aire, sino que
dejó que los acontecimientos sucedieran”.
Lo que sucedió, dado que,
como ahora confirma el comité de Exteriores británico, la coalición occidental
no tenía un plan de estabilidad para Libia, “fue que EE.UU. y la UE
tuvieron que poner en el gobierno a antiguos líderes de al Qaeda, del Frente de
Liberación Libio, que habían estado en cárceles por pertenecer a al Qaeda y ya
liberados se les dio el gobierno de Libia”. Esto permitió que el yihadismo se
expandiera por toda la zona del Sahel y abriera las puertas de Europa desde
África.
¿Por qué fue atacado el
consulado estadounidense en Bengasi?
La frontera de Libia con
el Sahel pasó a ser controlada por el hermano de un exlíder yihadista, explica
la analista, por lo que los terroristas de al Qaeda tuvieron vía libre para
afincarse en el país. “Cuando EE.UU. quiso cambiar a ese jefe de fronteras,
llegó la amenaza del atentado”.
Cuando se produjo el ataque que mató a cuatro ciudadanos norteamericanos, entre ellos el embajador
Christopher Stevens, faltaban dos meses para las elecciones de 2012 en las que
Obama salió reelegido, y EE.UU. no quiso reconocer públicamente que se trató de
un atentado terrorista.
Dellavernia asegura que,
tal como ella misma advirtió en 2012 durante una entrevista para RT, el riesgo de atentado “se sabía desde nueve días antes”. Este es un hecho que
recientemente ha salido a la luz con los correos intervenidos de Hillary
Clinton pero, afirma la analista, “son correos de 2011 que entonces ya
circulaban por ciertos huecos de la red”.
La inestabilidad y el
terrorismo dibujan el escenario libio
La muerte de Gadafi en
octubre de 2011 no conllevó el fin de la violencia. Las milicias opositoras se
negaron a abandonar las armas y se enfrentaron entre ellas. Con apoyo del
Ejército, el general Jalifa Haftar lanzó la ‘Operación Dignidad’
contra grupos yihadistas. Por su parte, la coalición Amanecer Libio,
integrada por milicias islamistas, se enfrenta a las brigadas de Zintan que,
aunque de inclinación liberal, cuentan con el apoyo de Haftar.
Además, las instituciones
democráticas que se instauraron tras el derrocamiento de Gadafi están
enfrentadas desde 2014, cuando Haftar ordenó la disolución del Congreso General
conformado en 2012. Con la convocatoria de elecciones en junio de 2014, la
Cámara de Representantes se puso a favor de la ‘Operación Dignidad’ y de las
brigadas de la ciudad de Zintan, mientras que el Congreso General se negó a
ceder sus cargos y se puso del lado de las milicias islamistas de Misurata.
El sucesor de Gadafi en la
lucha antiterrorista
El hijo de Gadafi Saif
al Islam Gadafi, que fue detenido junto a otros defensores del régimen de su
padre durante las revueltas de febrero de 2011, quedó en libertad el pasado
abril, cuando el gobierno provisional libio que preside Fayez al-Sarraj le
concedió la amnistía tras haber sido condenado a muerte en 2015.
Esa condena provocó
multitudinarias manifestaciones de parte de los grupos pro Gadafi, a los que
algunos libios se han unido tras haber apoyado la revolución, pues el resultado
no ha sido el que los ciudadanos deseaban.
Puesto en libertad “y con
el apoyo de todas las tribus africanas, no terroristas, no de al Qaeda”, apunta
Dellavernia, Saif al Islam Gadafi ha formado brigadas para
expulsar al DAESH y a sus grupos terroristas, que son los que tienen ahora el poder
en Libia, donde además la rama suní del islam es
la religión mayoritaria.
Por un acuerdo con el Gobierno de al-Sarraj, EE.UU. está atacando desde el pasado agosto las posiciones del DAESH en Sirte,
la ciudad donde los terroristas habrían asegurado su centro de operaciones.
“En el momento en que
EE.UU. se dio cuenta de que se iba ampliando la llegada de tribus africanas
(coordinadas por Saif Gadafi) que están luchando contra el DAESH, se decidió a
entrar a bombardear”, señala Dellavernia para destacar que, cuando el Ejército
estadounidense entró en Libia (antes del citado acuerdo con el Gobierno de
Sarraj) “no estaba bombardeando al DAESH sino a las tribus”.
La analista explica que “no pasaron ni quince días desde que el hijo de Gadafi fue puesto en libertad hasta que formó las brigadas. Esas tribus de las que salieron las brigadas estaban dispersas por África y las ha recuperado inmediatamente. Y EE.UU., para impedir esa recuperación y esa unión de tribus (pro Gadafi) ‘fue corriendo’”, asegura la especialista.
La analista explica que “no pasaron ni quince días desde que el hijo de Gadafi fue puesto en libertad hasta que formó las brigadas. Esas tribus de las que salieron las brigadas estaban dispersas por África y las ha recuperado inmediatamente. Y EE.UU., para impedir esa recuperación y esa unión de tribus (pro Gadafi) ‘fue corriendo’”, asegura la especialista.
Actualmente, Europa y
EE.UU. sí están implicados en combatir el yihadismo en el norte de África. Este
miércoles, el Gobierno alemán ha anunciado el envío de 650 soldados a la nueva
misión de la OTAN en el Mediterráneo, la llamada ‘Operación Guardián del Mar’, cuyo objetivo principal es poner freno al contrabando de armas del DAESH.
Por otro lado, Italia
va a desplegar fuerzas militares en Libia. Según lo ha anunciado la
ministra de Defensa Roberta Pinotti, la misión se centra en la construcción de
un hospital de campaña junto al aeropuerto de Misurata. Para ello, Italia
prepara el envío de unos 300 militares, entre ellos personal médico, de enfermería,
apoyo logístico y protección, que serán apoyados por un avión y un buque de
guerra.
El pasado mayo, la UE
anunció que la operación naval frente a las costas de Libia para desarticular
las redes de tráfico de personas se ampliará durante un año más.
En los últimos
meses, Libia se ha consolidado como centro estratégico del DAESH desde
donde el grupo coordina sus operaciones. El pasado junio, el director de
la CIA, John Brennan, alertaba de que el número de simpatizantes del
autodenominado Estado Islámico no deja de crecer, de manera que la organización
terrorista bajo ese nombre cuenta ahora mismo con más combatientes de los que
le han sido nunca atribuidos a Al Qaeda.
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