Imagen de casadellibro.com |
El artículo 20 de nuestra Constitución, referido a la libertad de expresión en todos sus aspectos, garantiza la libre comunicación pública sin la cual pierden su sentido otros derechos constitucionales, como el principio de legitimidad democrática.
En nuestro sistema
no tiene cabida el modelo de democracia
militante, que impone la adhesión positiva al sistema y a su
constitución, pues la libertad de expresión que garantiza el artículo 20 incluye la libertad de crítica y de
opinión, por lo que el derecho acoge también las ideas contrarias a las
defendidas por el Estado. El problema es que la concepción del modelo militante sí se
manifiesta en las libertades ideológica, de participación, de expresión y de
información que la Constitución protege como derechos fundamentales.
Está claro que los ciudadanos en una sociedad
democrática, como la nuestra, necesitan conocer la información de ámbito
público para poder participar. Podemos elegir y opinar con libertad a partir
del conocimiento que la comunicación posibilita. Pero, ¿Ofrecen los medios esa posibilidad a los ciudadanos?
Como defiende la Teoría Deliberativa de la Comunicación, el bien público debe estar por encima de los
intereses particulares y comerciales. Dicha teoría se fundamenta en la
ejecución de las políticas públicas más convenientes para la promoción de la
igualdad de oportunidades. Esa igualdad es la que el periodismo político debe
vigilar.
“Mikael Blomkvist opinaba que el cometido del
periodista económico era vigilar de cerca y desenmascarar a los tiburones
financieros que provocaban crisis de intereses y que especulaban con los
pequeños ahorros de la gente en chanchullos sin sentido de empresas puntocom.”
(Larsson. 2008; 82)
Mikael Blomkvist es el protagonista de la trilogía Millenium, publicada tras la muerte de
su autor, el periodista y escritor Stieg Larsson. Millenium es una revista dedicada al periodismo de investigación,
Mikael la fundó junto a su socia y amiga Erika. “Ya en la facultad jugaban con la idea
de fundar una revista que tuviera ese perfil”.
En el primer libro, Los hombres que no amaban
a las mujeres, Mikael es juzgado por difamación y declarado culpable por
publicar información que deja al
descubierto la desviación de fondos públicos que esta llevando a cabo una de
las empresas más grandes del país. Tanto al publicar la información como
después de haber sido condenado, Mikael está seguro de su veracidad, pero no
cuenta con las pruebas suficientes para demostrarlo. Más adelante podrá hacerlo
gracias a la ayuda de Lisbeth Salander, una hacker y excelente investigadora
que, aunque ilegalmente, a través de internet accede a la información necesaria
para hacer justicia.
El personaje de Lisbeth justifica la violación del derecho a la intimidad para favorecer el derecho a la información, y refleja cómo el uso de la red puede romper las barreras impuestas por el poder político.
El personaje de Lisbeth justifica la violación del derecho a la intimidad para favorecer el derecho a la información, y refleja cómo el uso de la red puede romper las barreras impuestas por el poder político.
La actitud de Mikael como periodista es la de Watchdog, término acuñado por la profesora Pippa Norris. Se trata de la
función de perro guardián que, según autores como John Dewey, defensor de
la Teoría Deliberativa, han de cumplir los periodistas. Por supuesto,
el trabajo de los medios debe ser asegurar la transparencia del gobierno y el
escrutinio público de la autoridad. Pero nos enfrentamos al hecho de que los
medios dependen de la financiación de sus anunciantes, cuyos intereses distan
de los del periodismo, al menos de los del verdadero; el que con la información
que da presta un servicio a la sociedad civil, permitiendo su libertad.
Es por esto que el
funcionamiento de nuestro sistema entra en contradicción con el pluralismo
político y social que permite la formación de una opinión pública libre. Si no,
pensemos en casos recientes como el Palma Arena o la expulsión de Baltasar
Garzón de su carrera profesional. Hechos que ponen en evidencia
irregularidades y sus injusticias.
Millenium, Mikael, Lisbeth…evocan una deliciosa ficción en
la que el periodismo de investigación, con todo su sentido, es el protagonista.
“Mikael era incapaz de comprender por qué tantos
periodistas económicos de los medios de comunicación más importantes del país
trataban a unos mediocres mocosos de las finanzas como si fuesen estrellas de
rock” (Larsson, 2008; 82)
No hay comentarios:
Publicar un comentario