Javier Couso y Miguel Ángel Cubillo durante el coloquio celebrado en el Centro Cultural Aguirre. Cuenca 03/04/2014 |
“Nos están llevando al
subdesarrollo” decía Javier Couso al reflexionar sobre el panorama mediático
actual. ¿Hablamos de libertad de prensa o de libertad de empresa? Con esta
pregunta iniciaba el periodista y actual candidato a las elecciones europeas
por Izquierda Unida el debate celebrado en Cuenca, centrado en
la batalla por la información. Una lucha constante que ahora se enfrenta a
nuevas censuras y mecanismos más sutiles, si se les quiere llamar así, que
logran mantener a gran parte de los ciudadanos de espaldas a la verdad.
Invitándonos a pensar en
qué parte de la información que
consumimos es realmente propaganda, Couso hizo un repaso sobre la situación de
los grandes grupos mediáticos en España. Es innegable la monopolización de la
información en los grandes medios generalistas, sobre todo en las televisiones.
Control informativo de Mediaset
y Atresmedia
Mediaset es la empresa de
comunicación italiana controlada por el Grupo Fininvest, holding financiero
fundado por el expresidente italiano Silvio Berlusconi. En España, el
accionariado de Mediaset se divide en: 41,55% Mediaset SpA; 39,78% Capital
flotante; 17,34% Grupo Prisa y 1,33% Autocartera. Mediaset España mantiene
comercialmente siete canales de televisión: Telecinco, Cuatro, LaSiete,
Factoría de Ficción, Boing, Divinty y Energy. A su vez, el grupo multimedia español
PRISA, posee los diarios: El País, Diario AS, Cinco Días y el 50% de El
Huffington Post. Las radios: Cadena Ser, 40 Principales, Cadena Dias, Máxima FM
o Radio Olé. Y las editoriales Grupo Santilla y Editoriales Alfaguara.
Por su parte, el grupo de
comunicación español Atresmedia opera también en los distintos sectores
audiovisuales. En televisión con Antena3, laSexta, Neox, Nova, Nitro, Xplora, laSexta3 (estas tres últimas desaparecerán el próximo 6 de abril) y el
canal alquilado Gol Televisión. En radio maneja Onda Cero, Europa FM y Melodía
FM. Aquí se incluye también el Grupo Planeta, editor de La Razón y
publicaciones no diarias como Grazia, Interiores, Historia y Vida, Dapper o Playboy.
También posee las librerías Casa del Libro y El Círculo de Lectores.
El desglose de estas
grandes empresas de comunicación pone en evidencia cómo unos pocos directivos controlan
la actividad de los medios más masivos. Los mismos que están provocando que, a
los ojos del gran público, la actividad de los periodistas quede relegada a una
función propagandística de los intereses de sus mandos. Esos directivos de las
grandes cadenas comparten una misma ideología, la del capitalismo que no quiere
oír hablar de servicios públicos. Por eso es necesario apuntar que no es el
pseudoperiodismo de esas grandes cadenas el que representa la lucha por la
verdad que se atribuye el periodismo.
La descontextualización
del 22M
Couso recordó la posición
de gran parte de nuestros medios al hablar de la manifestación del pasado 22 de
marzo, el 22M que ha sido calificado de ‘batalla campal de radicales contra la
policía’. De esta jornada, por la televisión y los grandes diarios, no
habríamos sabido que fue interrumpida de forma ilegal por la propia policía,
que cargó frente al grupo de casi 2 millones de ciudadanos que intentaban
zanjar la reunión de forma pacífica. Esa fue la asistencia que alcanzó la marcha
por la dignidad según las propias asociaciones organizadoras. En cambio en
diarios como El País se habló de 50.000 personas y la delegación de Gobierno
apuntó que fueron 36.000 los manifestantes que el 22M llenaron las calles de
Madrid.
Sobre este punto, quiso advertir
Couso de la manipulación que tanto los grandes medios de comunicación como la
industria del cine, (también afectada por el monopolio hollywoodiense) llevan a
cabo al mostrarnos quiénes son ‘nuestros enemigos’. ‘Los malos’ son elegidos
por las élites políticas y empresariales que tienen el poder de controlar las
‘verdades’ que difunden masivamente los gigantes de la comunicación.
“Llegar a la masa cuesta
mucho, hacer televisión es muy caro”, por eso defendió Couso que la única forma de hacer televisión de calidad
es a través de cadenas públicas. En este sentido denunció el ataque a los
medios públicos del que estamos siendo testigos; “el artículo 20 es sólo teoría, nunca ha habido verdaderos
esfuerzos para impedir la manipulación mediática”. La descontextualización y
las “anécdotas por encima el todo” caracterizan los (des)informativos que
llegan a más personas cada día. Para acabar con ello, Couso considera que “hay
que acabar con la desregulación, con la idea de que la mejor ley de prensa es
una ausencia de ley”.
La batalla por la
información la llevan a cabo pequeños medios y grandes periodistas
Couso criticó la
desinformación basada en el ‘infoentretenimiento’ y la trivialización que
ensombrecen el periodismo en España. Pero a pesar del poder de las
grandes cadenas mediáticas y la radical politización de los medios públicos,
somos también testigos de la aparición de medios que, aunque más pequeños y en
forma de cooperativas con menos recursos, buscan con fuerza llegar hasta
nosotros defendiendo, como un día dijo Orwell, que “periodismo
es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son
relaciones públicas”. Por eso la verdadera batalla por la información es la
que están llevando a cabo pequeños medios y grandes periodistas, conscientes de
que el periodismo no vende un producto cualquiera, sino que trabaja con un
derecho sin el cual pierden su sentido otros muchos derechos constitucionales. Los
verdaderos periodistas saben que para contar la realidad y no la apariencia, no
pueden ser sumisos.
Otro frente en el ataque a
la neutralidad de la red
Muchos de estos periodistas
encuentran en Internet un sitio desde el que difundir sus informaciones. De
manera que gran parte de la batalla por la información se libra en la red, cuyaneutralidad está siendo atacada afectando
de manera directa a las libertades de expresión e información. En este punto se
detuvo también Javier Couso, afirmando que “no hay” neutralidad. La situación
para el intercambio de contenidos en la red, según explicaba el periódicoDiagonal, es
que los gobiernos con grandes infraestructuras de telecomunicación pueden
decidir “monitorizar, almacenar e incluso alterar los datos que viajan por las
infraestructuras que están dentro de las fronteras de su legislación”.
Sin una regulación que
obligue a respetar la neutralidad en la red, las empresas de telecomunicación y
las proveedoras de contenido más poderosas son las que deciden qué información
es la más accesible, la más destacada e ‘importante’. Se pone así límite a la
competencia que en Internet pueden generar los contenidos informativos de gran
calidad y a la creatividad para dar lugar a nuevas formas de mercado.
Sobre estos puntos
estableció Javier Couso una visión de las formas de censura que hoy se imponen
a información, en algunas de las cuales
merece la pena detenerse para comprender la encrucijada en la que se encuentra
el periodismo, forzado sin duda a una readaptación de sus valores si no quiere
perder la batalla por la verdad. Pero no nos vamos sin olvidar que no sólo los
periodistas son responsables de su defensa, sino que todos podemos y debemos
apoyar nuestro derecho a la información, por ejemplo no asumiendo que estamos
condenados a la manipulación por creer que el periodismo es lo que vemos por
televisión.
Verdad lo que dice Couso. Pero dificil cambiarlo, Buen Articulo,
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