En lo que va de año 23 víctimas de violencia machista han sido asesinadas. Sólo en cuatro de estos casos había denuncia previa y dos de ellas no fueron presentadas directamente por la víctima. ¿Por qué no denuncian?
En 2014 por casi estas
mismas fechas, eran 40 las mujeres asesinadas a manos de hombres que habían
sido su pareja. Ya en agosto conocíamos los peores datos de violencia de género
desde 2008. Y el año pasado acabó aún peor, con 54 mujeres asesinadas y sólo 14
de ellas habiendo denunciado a su agresor. Ahora, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e igualdad, en lo que va de año 23 víctimas de violencia machista han sido asesinadas. Sólo en cuatro de estos casos
había denuncia previa y dos de ellas no fueron presentadas directamente por la
víctima.
Por qué no denuncian es la
pregunta que busca responder un estudio reciente de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. A partir de entrevistas a mujeres víctimas
residentes en la ciudad de Málaga, la mayoría no denunciantes pero que sí están
recibiendo ayuda psicológica, el informe presentado nos aproxima a las causas,
complejas e imposibles de generalizar, del silencio ante el maltrato. Se
consulta también a profesionales que trabajan para ayudarlas.
Sobre todo, este estudio
se centra en los ataques a la estabilidad psicológica, al miedo que, infundido
por los maltratadores, impide a las mujeres sentirse libres de tomar sus
propias decisiones. El 42’5% de estas víctimas afirma estar sufriendo violencia
del tipo físico-psíquica, sintiéndose más afectadas en el aspecto psicológico.
El
miedo a ser incomprendidas acompaña a la mayoría de las víctimas
El principal motivo por el
que afirman no haber denunciado su situación, es el miedo a las represalias.
Temen enfrentarse al proceso judicial y a que el poner denuncia empeore su
situación en lugar de solucionarla, incluso cuando ya se han separado del
maltratador. Las que así lo han hecho afirman además que es más difícil
identificar que se está sufriendo violencia de género al vivir la situación
desde dentro. También la presión familiar es uno de los motivos. En algunos
casos la propia familia les ha aconsejado “aguantar”.
El miedo a ser
incomprendidas es algo que comparten todas las víctimas. Les cuesta hablar de
su situación porque sienten vergüenza, temen al ‘qué dirán’ si reconocen que su
pareja es un maltratador, tanto por sentirse culpables de haber querido estar
con él como por el temor a ser acusadas de estar haciendo una denuncia falsa
para sacar beneficios de ello.
El
sistema judicial se lo pone muy difícil a las víctimas
Aunque los profesionales
consultados en este ámbito afirman que el sentirse culpables de los malos
tratos sufridos, el temor a las represalias y la presión familiar son
indicadores que están perdiendo importancia a la hora de disuadir a la víctima
de denunciar. El informe critica, a partir de las afirmaciones de los propios
profesionales, que el sistema judicial se lo pone muy difícil a las víctimas,
al obligarlas a contar su historia, reviviéndola, repetidas veces. Estos
profesionales sostienen que falta información sobre el proceso judicial que
viene tras la denuncia, para que las mujeres sepan cómo afrontarlo. Pues las
que lo desconocen temen aún más dar ese paso.
Como elemento muy
importante a tener en cuenta, el informe señala que “es fundamental escuchar a
las mujeres antes de iniciar el proceso judicial, no presionarlas ni
garantizarles que es la única vía de salida, porque lo cierto es que no es la
única”. Propone que se trabaje en hacer más visibles todas las vías de ayuda
distintas a la denuncia, como la ayuda
psicológica, los cursos de formación y la inserción laboral. De manera
que las mujeres puedan empezar a poner fin a su situación sintiéndose fuertes y
preparadas a la hora de denunciar.
Falta
dedicación a la meta de la plena igualdad de género
Recordamos el estudio de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), que el año
pasado señalaba que de 42.000 mujeres entrevistadas dentro de la UE, el 55%
afirmaba haber sufrido una o dos situaciones de acoso sexual a lo largo de su
vida.
Además, este estudio
advertía del protagonismo creciente que en los últimos años se ha detectado que tienen las aplicaciones móviles en el acoso a la mujer. Por razones como esta, la
FRA pedía más dedicación a la meta de la plena igualdad de género, advirtiendo
que faltan medidas de apoyo a las mujeres
para que se sientan libres de denunciar y pedir ayuda.
Diferentes informes se han
referido en los últimos años a la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género, por ser insuficiente a la hora de reducir
con eficiencia el abuso contra la mujer. El pasado mayo, se rechazó
en el Senado la moción del grupo socialista que pedía más medidas para trabajar
contra la violencia machista en el medio rural, donde las mujeres maltratadas
encuentran menos servicios a los que acudir para pedir ayuda. Con 148 votos del
PP en contra, la propuesta rechazada pedía más labores de concienciación y más
seguridad para las víctimas de la violencia de género.
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