viernes, 16 de agosto de 2013

"Él era todos nosotros"

La historia que cuenta el thriller V de Vendetta,  y que llegó a nuestros cines en abril de 2006, era ya muy popular en Inglaterra, entre los amantes del cómic, a mediados de  los 80.  La película fue dirigida por James McTeigue, director que antes había trabajado con George Lucas en La Guerra de las Galaxias, El Ataque de los Clones  y con los hermanos Wachowski en Matrix. La producción, de cuyo guión se encargan Joel Silver y los hermanos Larry y Andy Wachowski, está basada en  la novela creada por el escritor y guionista Alan Moore, quien se negó desde el principio a colaborar con el proyecto.



Alan Moore, británico nacido en  1953,  es considerado  uno de los mejores guionistas de  la historia mundial del cómic. En 1982, Moore ganó uno de los premios más prestigiosos de Inglaterra al mejor guionista,  el Premio Eagle,  por su trabajo en V de Vendetta. Obra en la que el dibujante británico David Lloyd pone cara a los personajes.

El protagonista, V, interpretado en el film por Hugo Weaving, lleva una máscara de Guy Fawkes,  personaje que forma parte de la historia británica del siglo XVII. Guy Fawkes intentó volar el parlamento para acabar con el Rey  el 5 de noviembre de 1605.
Imagen de Guy Fawkes
Fue un acto de venganza en defensa de los católicos, que habían sufrido la represión del gobierno de la reina Isabel I. Desde entonces en Inglaterra se celebra, con fuegos artificiales y con la quema de figuras de Guy Fawkes,  “The Bonfire Night” el 5 de noviembre de cada año.  La elección de esta imagen para el personaje de V no fue aleatoria, la trama revela  muchas similitudes con la historia de Guy Fawkes. Con una gran carga política y social, la película  muestra la confrontación entre dos ideologías radicales: el anarquismo y el fascismo.

V de Vendetta nos sitúa en el año 1997, en el fin de una III Guerra Mundial.  Inglaterra queda dominada por una dictadura que controla la sociedad. El  objetivo es la sumisión, condición que el canciller considera indispensable para mantener la seguridad de su puesto de control. Los medios colaboran con los soberanos, desinforman para ocultar las estrategias y planes del gobierno.  Los periodistas aparecen como manipuladores e interesados, que basan su trabajo en mantener el orden social impuesto.  El gobierno, la policía y los medios de masas cooperan en sus especulaciones. Para conseguir sus objetivos y seguir adelante con sus esquemas de trabajo, conservar la credibilidad es determinante. Valoran y protegen la información por encima de todo, son palabras del canciller, representado en el film por John Hurt: “La seguridad de ésta nación depende de un total y completo acatamiento. La seguridad de la información es primordial”. “El verdadero objetivo de este proyecto es el poder, la absoluta hegemonía”.

La película comienza con la actuación protagonista de Natalie Portman. La noche del 4 de noviembre, la  joven  Evey, incumpliendo el toque de queda, sale de casa y se encuentra con el abuso de los agentes del orden del Estado. Entonces aparece V, como salvador y protector, al tiempo que terrorista que atenta contra la autoridad.  Cuando Evey le pregunta quién es, él responde: “Quién es sólo la formalidad que sigue a la función Qué. Soy villano y víctima de las vicisitudes del destino.” V se presenta como el vestigio del vox populi, ahora desaparecido. Tras salvar a Evey del desafortunado encuentro, como por arte de magia, hace sonar música en las calles y estallar pólvora y fuegos artificiales que destruyen edificios públicos. Ante este ataque que provoca el desconcierto de todos los ciudadanos, el canciller ordena a sus agentes la máxima dedicación para encontrar al responsable, y a los medios que den la noticia de que el terrorista ya ha muerto.         
       
V consigue entrar en los estudios de la BTN (British Television Network), no sin dejar varios muertos a su paso, para ofrecer su discurso a los ciudadanos. Recordando el espíritu de Guy Fawkes, invita a todos a acudir al parlamento el 5 de noviembre del año siguiente, para unirse a su causa.                                                                                                                                                                     
Evey acepta sus argumentos y se presta a colaborar con él.  Le cuenta la historia del asesinato de sus padres, que fueron activistas políticos, y añade: “Siento no ser más fuerte, siento no ser como mis padres y ojalá lo fuese, pero no es así”. Es cuando V decide llevar al límite la integridad de Evey para que  se enfrente al miedo y comprenda su entrega a la venganza. Ella se encuentra de pronto sometida a todo tipo de torturas y condenada a vivir con la certeza de que sus últimos y pocos días de vida trascurrirán en esa celda infernal. Durante su estancia allí, encuentra escondida la autobiografía de una antigua reclusa, Valerie,  en la que habla de su experiencia en el comienzo de la guerra y la masacre que vivió y de la que fue víctima, para acabar en el mismo sitio en el que se encuentra Evey leyendo sus últimas palabras. La joven encuentra en ellas la  fuerza para oponerse, a pesar de las torturas, a colaborar y ceder ante quienes le han robado la libertad. “No debemos negar lo poco que queda de nosotros mismos”.

El sentimiento de identificación con  Valerie la libera del sentimiento de incomprensión y soledad. Se reconoce como ser inalienable y pierde el miedo a morir por defender sus ideas que, ahora más que nunca, son lo más sólido que tiene, son lo que la sostienen.  La muestra de la desaparición de su miedo es lo que, para su sorpresa, la hace libre. Evey descubre que es V quien la ha tenido prisionera y comprende por qué lo ha hecho; “me dijiste que querías vivir sin miedo”.         
     
Llega la esperada noche del 4 de noviembre, la decisión de llevar a cabo los planes de V para volar el parlamento recae en la propia Evey, aquel encuentra en ella su relevo. El final de la historia es el triunfo de la libertad de la  ciudadanía frente al poder del dictador y su  régimen, un triunfo motivado por la venganza. 

Miles de ciudadanos acuden al parlamento vestidos de V, o de Guy Fawkes, de la idea que representa esa máscara, decididos a enfrentarse a las fuerzas militares y apoyar y defender la venganza que les dará su libertad. “Todos somos una parte de él, todos estamos atrapados por él”. “Él era todos nosotros”.


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