miércoles, 25 de septiembre de 2013

A viajar en AVE se ha dicho

Imagen de ecoaula.eleconomista.es
Domingo, cerca de las 11 de la mañana, me encuentro en la nueva estación AVE de Villena, mientras espero que abran el acceso oigo, sin prestar mucha atención, los mensajes que anuncian los próximos trenes, sus horarios y destinos. Mi padre, que está allí conmigo, me dice: -“¿te has dado cuenta?, ya no dicen ‘señores pasajeros’, dicen ‘señores clientes”. –Pues no me he dado cuenta de ese detalle-le digo yo- no me extrañaría que dentro de poco, en los hospitales, nos traten también como a clientes en lugar de pacientes.


Subo al andén con ese pensamiento en la cabeza, observo a los demás viajeros: dos chicas jóvenes y un chico que parecen estudiantes, como yo; una mujer vestida de forma elegante que, con zapatos, bolso y maleta de marca, mira con cara de estar oliendo caca a todo el que pasa por su lado y un hombre con una pequeña maleta que tiene pinta de viajar por cuestiones de trabajo.

Ese matiz de que todos somos clientes se me ha quedado grabado, y una vez en el tren, sin poder evitarlo, reflexiono a cerca de la imposición de la Alta Velocidad.
Como sabéis, estoy en contra de la construcción de la nueva estación en Villena, así que a la hora de comprar mi billete (Cuenca-Villena) elegí la opción de viajar sólo en AVE  hasta Albacete, para coger allí un tren de media distancia hasta mi ciudad. Así me ahorraría unos cuantos euros y la diferencia de tiempo sería insignificante. Es lo que ya había hecho otras veces; llegaba a Albacete y en unos 15 minutos, aproximadamente, tenía que ir a la estación de al lado para montarme en ese MD.

Pero me encuentro con que han cambiado las condiciones para los que preferimos esa opción. Desde RENFE (por teléfono) me dicen que no me conviene hacer trasbordo en Albacete, “porque ahora la salida del MD no es inmediata, tendrías que esperar un buen rato y te costaría más de tres horas llegar a Villena”, me dice el empleado, “y además, si coges ida y vuelta en el AVE directo, se te aplica un descuento del 20%, mayor que el descuento por Carnet Joven (no acumulable)”.

No sin cierto cabreo, comprendí que efectivamente me convenía comprar el dichoso billete de AVE, y así lo hice. Recordando esto, sentada en el tren de AV de vuelta a Cuenca (muy cómodo, espacioso y sin ruidos), pensé que los mismos que nos fuerzan a viajar a toda velocidad y con la máxima comodidad, son los que nos echan la culpa de la situación económica con eso de “vivís por encima de vuestras posibilidades”. 

Yo habría preferido menos comodidad y más ahorro, pero eso ya no es posible; 55 euros eran la mejor oferta, y casi la única. Ya sabemos que no se nos permite no elegir, no producir o no consumir. Entonces deduje que se trata de elegir entre perder parte de mi tiempo o hacer un mayor esfuerzo económico, para recuperarlo. Ya nos lo descubrió Momo, para el sistema nuestro tiempo es dinero.

1 comentario:

  1. Los pasajeros del tren Cuenca-Requena no son clientes, estos (bien lo sabes) sí que han de ser "pacientes".

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