La dinámica del sistema
político y mediático fomenta una ciudadanía cada vez más pasiva
El voto es entendido como la principal herramienta del pueblo para hacer efectiva su soberanía, por eso durante las elecciones, y sobre todo en el periodo de precampaña, los medios dedican más espacio a la información política. Pero no podemos olvidar que el voto es una aprobación puntual que hace el ciudadano. En la medida en que los representantes políticos dejan de lado el compromiso asumido con sus votantes, para atender otros intereses, están incumpliendo su labor y estos se quedan sin garantías. El periodista debe intervenir, vigilar que el bien público y la igualdad de oportunidades estén por encima de los intereses particulares y comerciales.
El voto es entendido como la principal herramienta del pueblo para hacer efectiva su soberanía, por eso durante las elecciones, y sobre todo en el periodo de precampaña, los medios dedican más espacio a la información política. Pero no podemos olvidar que el voto es una aprobación puntual que hace el ciudadano. En la medida en que los representantes políticos dejan de lado el compromiso asumido con sus votantes, para atender otros intereses, están incumpliendo su labor y estos se quedan sin garantías. El periodista debe intervenir, vigilar que el bien público y la igualdad de oportunidades estén por encima de los intereses particulares y comerciales.
“El 41% de los periodistas considera que la falta de credibilidad se debe a la ausencia de agenda propia”
Una de las razones por las que esa función ideal de los medios se ve deteriorada, es la dependencia de la agenda política. Según los resultados del II Barómetro easypress sobre la profesión periodística, realizado en julio de 2013, un 82% de los profesionales encuestados cree que su trabajo ha perdido credibilidad en la última década, y sólo un 1% es optimista respecto al futuro. Esta pérdida de credibilidad se debe, en gran parte, a que los medios generalistas dejan el control de su agenda en manos de la programación política. Así lo manifiestan las opiniones de algunos profesionales, recogidas en la obra colaborativa El periodista en la encrucijada; “el 41,7% de los periodistas considera que la falta de credibilidad se debe precisamente a la ausencia de agenda propia”.
Los medios son
responsables de guiar y fomentar el debate sobre la situación política, dando
cabida en sus contenidos a todas las propuestas, tanto de los grandes partidos
como de los minoritarios. Pero en lugar de eso nos encontramos con un fomento
del bipartidismo. Un ejemplo es el informativo de Antena 3 del pasado 17 denoviembre, donde se mostraban los resultados de una encuesta que mide la
opinión de los ciudadanos acerca de qué partido, PP o PSOE, gestiona mejor
aspectos como las becas, el empleo o la imagen de España. Lo llamativo de esta
información no es que se opte por la valoración de los dos grandes partidos,
sino la explicación de los resultados.
En
el asunto de las becas, explica el presentador, “la mayoría cree que esas
ayudas serían más positivas con el PSOE en el gobierno”. Aquí se ignora
claramente la opinión de quienes no se decantan por la gestión de una u otra
agrupación política. Es falsa la afirmación, por parte del periodista, de que
“la mayoría” vota por el PSOE; vemos que la mayoría, ese 43,7% opta por no
posicionarse.
Así, se transmite la
sensación de que ‘o votas PP o PSOE, o tu voto será inútil’. Encontramos en
prensa otro ejemplo de fomento del bipartidismo. En febrero de 2010, El País
publicaba los resultados de su Barómetro de clima social, midiendo la intención
de voto de los dos partidos mayoritarios. Días después, el diario publicó un
artículo de su defensora del lector, titulado “La invisibilidad de los partidos
pequeños”. Este texto fue la respuesta a las quejas tanto de militantes de IU y
UPyD como de los lectores, que consideraron que ese Barómetro de clima social
ignoraba “la intención de voto de casi el 20% de la población”. Según se
indica, uno de los lectores se quejaba de que “son los mayoritarios, pero
muchos lectores nos identificamos con otras opciones, su ausencia es
preocupante y empobrecedora, no está nuestra democracia tan boyante como para
causar más desafección política”.
Sobre
dicha desafección, que ha crecido en España en los últimos años, eldiario.es
publicaba el pasado 4 de diciembre que, el grado de satisfacción de los
españoles con su democracia se encuentra entre los más bajos de Europa; en la
cuarta posición por la cola, después de Bulgaria, Eslovenia y Portugal. Como
consecuencia, desciende la implicación de los ciudadanos en los asuntos
públicos y la abstención de voto en periodos de elecciones es notable. El nivel
de abstención en las pasadas elecciones nacionales fue de casi un 34% y en 2007
más del 36% de los españoles no fue a votar.
“Podríamos haber explicado que era imposible que se cumpliera el programa electoral de Rajoy”
El director de la revista Interviú,
Alberto Pozas, afirma que, “sobre todo en periodo electoral, los periodistas
tenemos la obligación de hacer una lectura más crítica de todo lo que está
sucediendo en el ámbito político”. Cree además que “si en las últimas
elecciones hubiéramos adoptado el espíritu crítico necesario, quizá habríamos
sido capaces de explicar a los votantes que era prácticamente imposible que se
cumpliera el programa electoral de Rajoy”.
Dada la implicación de los
medios en este panorama, nos preguntamos ¿son ellos los principales
responsables de la desconfianza ciudadana en el sistema político? Pozas cree
que no, que “el verdadero culpable es el político porque realmente en sus
acciones los periodistas no influimos”. El secretario general de la Unión de
Profesionales de la Comunicación de Canarias, Samuel Toledano, considera que tanto
el sistema político como el mediático están fomentando una ciudadanía cada vez
más pasiva. De un lado, está el hecho de que los medios dejan su agenda
informativa al servicio de las instituciones políticas, cuando lo ideal sería,
según Tolendano, que “con criterios periodísticos, elaboraran su propia agenda
y se olvidaran de la programación de actos políticos, porque lo que están
haciendo es un seguimiento de la propaganda”. Y por otro lado, los partidos
políticos adoptan una dinámica de funcionamiento alejada de la ciudadanía;
“existe una influencia externa que provoca que los partidos estén interesados
en satisfacer las demandas de los sectores empresariales a los que están
vinculados”.
‘¿Todos los políticos son iguales?’
Esta realidad empuja a los
ciudadanos a creer que ‘todos los políticos son iguales’. Toledano, que ha
trabajado como asesor en comunicación política en varios países de América
Latina, cree que se trata de un tópico que la clase política “se ha ganado a
pulso, pero no a nivel individual, porque hay muchos políticos que sí creen en
que el ejercicio de lo que están haciendo es algo positivo, y lo hacen desde la
perspectiva de mejorar la vida de los ciudadanos. Pero el sistema político está
premiando a aquellos que de alguna forma se olvidan precisamente de esos
intereses sociales”. Este especialista asegura que el problema está en el
funcionamiento del sistema institucional, “que prima determinados tipos de
comportamientos dentro de los partidos, con alianzas y luchas internas bastante
lamentables”. Esto significa que los políticos se encuentran con unas reglas
del juego que excluyen la función primordial de representatividad ciudadana.
Sobre ese tópico que encasilla a todos los políticos por igual, Alberto Pozas
afirma que es injusto, pero que también es cierto que “esa imagen estereotipada
es una a la que todos los personajes políticos se acercan, la política tiene
una parte de cinismo que no pueden obviar, pero los hay de todos los pelajes”.
Y lo mismo sucede en el
caso de los medios. Aunque el periodista no es elegido por la sociedad, sabe
que tiene la obligación de trabajar para que el ciudadano entienda lo que
sucede y pueda participar activamente.
Pero los medios son empresas, donde por un lado están los redactores y
por otro la dirección, que corre el riesgo de alejarse de los principios
profesionales en la medida en que empieza a pensar en los beneficios. Toledano
ha trabajado también como periodista político y defiende que, si los medios
mantuvieran la línea de dar una
información de calidad las cosas cambiarían, “pero han visto el camino fácil,
que es estar de la mano de los sectores políticos y empresariales”.
Los medios “han visto el camino fácil, de la mano de sectores políticos y empresariales”
Las instituciones
políticas buscan condicionar el trabajo de los periodistas, porque persiguen
que estos, creadores de opinión, atraigan a la audiencia hacia sus ideas. Lo
vemos cuando se celebran ruedas de prensa sin preguntas, que se convierten en
meros comunicados, o en el hecho de que no se permita a las televisiones hacer
sus propias grabaciones en la cobertura de mítines y comparecencias públicas. Sobre
este asunto, la citada obra El periodista en la encrucijada, recoge la opinión
de la Directora General de Informativos de Antena 3, Gloria Lomana: “La imagen
es la que la propia institución marca, señala, graba y por lo tanto difunde y
divulga (…) No todo nos viene como un elemento fresco que nosotros podamos
elaborar”.
El público “reclama que el trabajo de los periodistas se separe del de los políticos” |
De este modo la realidad
es que grandes medios pecan, si no de mentir directamente, de someter la
información a determinadas condiciones. Aunque con distintas motivaciones, este
comportamiento se acerca al de los personajes políticos defensores de su
institución. En su caso, en algunas cuestiones, como las privatizaciones, “no es que ellos estén mintiendo, sino que de
verdad esperan una mejora a costa de la destrucción de los sistemas públicos”,
explica Samuel Toledano. En otros casos,
asegura que, “los políticos mienten pero no lo hacen de forma directa porque
saben que está muy mal visto”. Esta dinámica debe cambiar, de seguir así, ambas
profesiones están sembrando la desconfianza de los ciudadanos.
Excelente aportación. Una breve pero completa reflexión sobre un serio problema para la democracia. (y excelente ver el resultado positivo de una interesante conversación/entrevista)
ResponderEliminarHola Samuel, ¡muchas gracias!. Me alegra mucho que le haya gustado. Me encantó nuestra conversación :) Saludos!!
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