Este artículo se publicó en El Diario Fénix, digital activo hasta abril de 2017
El aumento de la desigualdad está siendo una consecuencia innegable de las fórmulas del Gobierno para enfrentar la crisis y en España lo están notando, sobre todo, las familias con niños y, por supuesto, ellos, los pequeños.
El aumento de la desigualdad está siendo una consecuencia innegable de las fórmulas del Gobierno para enfrentar la crisis y en España lo están notando, sobre todo, las familias con niños y, por supuesto, ellos, los pequeños.
Hace unos días escuchaba a
un padre contar la situación que su hijo se ha encontrado al volver al cole:
tiene que compartir los libros de texto con un compañero, a quien no han podido
comprárselos. “El niño dijo al maestro que no tenía libros porque en su casa no
pueden pagarlos, y la solución que le ha dado es que utilice los de su
compañero de pupitre, que es mi hijo. Los chiquillos comparten claro, hacen los
deberes juntos en casa y todo, pero eso no es solución”, se quejaba.
¿Cómo se debe sentir ese niño siendo el único
en la clase que no tiene libros? ¿Es que el maestro, el colegio, no siente la
obligación de ayudarlo? “Al menos podrían darle unas fotocopias del temario”
decía este padre, que junto a algunos más ha acudido a la jefatura de estudios
del centro para pedir que se ponga remedio, que no se permitan estas
situaciones que hacen de la vuelta al cole un drama para algunos niños, por
desgracia cada vez más.
La carencia de material
escolar es el problema de muchos niños en España y es, sobre todo,
responsabilidad de los colegios, que deberían contar con sistemas de apoyo para
garantizar el acceso a los libros a todos los alumnos. Es lo que UNICEF y la
Defensora del Pueblo piden a través de un comunicado hecho público el pasado
ocho de septiembre. En él solicitan a las instituciones educativas que tomen
medidas como “sistemas universales de préstamo y reutilización de libros de
texto”. Medidas como esa son las que aplican algunos colegios desde hace años,
pero las reformas educativas que se suceden a cada cambio de gobierno dejan
obsoletos los libros que, depositados en la biblioteca del centro a cada final
de curso, pasaban de unos a otros. Así, las asociaciones de padres tienen que
volver a invertir en libros nuevos. UNICEF Comité Español señala en su informe La
infancia en España 2014 que, en la tarea del recorte presupuestario, el
Gobierno no ha tenido en cuenta los derechos de los menores como una
“consideración primordial”, al contrario, ha considerado “prescindibles políticas
de infancia”.
“Estamos generando desde
la infancia una desigualdad que, de no corregirse, sólo puede devenir en una
sociedad todavía más desigual e injusta en el futuro”
UNICEF Comité Español
España, junto a Grecia,
Italia, Rumanía y Bulgaria, es uno de los países europeos con el nivel de
pobreza infantil más alto y con menos medidas aplicadas para reducirlo. Así lo
señala un informe de la Comisión Europea de este mismo año. La inversión del Estado en políticas de infancia para
reducir la pobreza fue en 2013 de 37.396 millones de euros, lo que supone una
reducción de 6.370 millones respecto a lo invertido en 2010. Basándose en datos
de Eurostat, UNICEF indica en su reciente
informe que en 2011 España sólo llegó a invertir un 1,4% del PIB en protección
de la familia y la infancia, frente al 2,2% de la media de la UE. Señala además
que, en la actualidad, el 46,9% de las
familias con hijos en España no pueden pagar los gastos escolares.
En su comunicado, UNICEF reclama
un modelo de educación inclusivo, que disponga de recursos para ayudar a
quienes sienten que la vuelta al cole es más un problema que un derecho
reconocido. Ya que al menos los niños no deben sufrir las consecuencias de la
desigualdad que está aumentando a causa de las políticas antidemocráticas, por
economicistas, que viene aplicando este gobierno “austero”.
Según datos de Eurostat,
el número de hogares con niños y todos los adultos sin trabajo no ha dejado de
crecer en España desde 2007, alcanzando en 2013 los 943.000. Asimismo, la tasa
de riesgo de pobreza es mucho mayor en los hogares con niños y entre los
menores que en el conjunto de la población adulta. La diferencia era de 11,5
puntos porcentuales en 2012; un 27,8% de tasa de riesgo en el caso de los
hogares con niños y un 16,3% en los
hogares donde no hay menores. Para salvar la educación, desde UNICEF proponen
un Pacto de Estado por la Infancia, que dote de calidad al sistema educativo en España a través de fórmulas como
“la plena gratuidad de los libros y los materiales didácticos necesarios en las
enseñanzas obligatorias”, objetivo final que señalan como determinante.
España incumple su
compromiso de reducir la pobreza infantil
Ya en 1989 la Asamblea de
Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño, por la que
los Estados se comprometían a garantizar el bienestar de los más pequeños
aplicando todos los recursos disponibles en materia de derechos de la infancia.
Y más recientemente, en 2013, la Comisión Europea dio luz verde a la
Recomendación Invertir en la Infancia ,
que establece un marco europeo de desarrollo de políticas dirigidas a frenar y
reducir la pobreza infantil, y que deben ser aplicadas por los gobiernos de los
Estados miembros.
No obstante, los datos y
las circunstancias personales que podemos encontrar a la puerta de cada colegio
ponen en evidencia el incumplimiento de estos compromisos. Otro caso: el de
unas niñas que se han quedado este curso sin beca para el comedor del colegio.
Nos lo cuenta una madre que conoce de cerca su situación, las pequeñas son
compañeras de clase de sus hijas, de 9 y 14 años. “He intentado darle a ellas
la beca que a mí sí me han concedido, porque su madre necesita esa ayuda más
que yo, pero me dicen que es imposible”. La ayuda consiste en pagar un precio
simbólico al año por el servicio de comedor, y a ella, aunque no la ha
solicitado, se la conceden por razones de distancia entre su vivienda y el
centro. “No quiero esa beca y no entiendo por qué no puedo exigir que otras
niñas sustituyan a las mías en el comedor”, nos cuenta enfadada.
Ella acudió al
colegio para pedir que el nombre de sus hijas fuera sustituido por el de las
dos niñas que no han sido becadas, pero se encontró con una negativa que le dice
que “no depende de ellos esa adjudicación”, que si no usa esa beca será
malgastada y la madre que está teniendo dificultades económicas, si quiere que
sus hijas coman en el colegio, tiene que pagar la cuota corriente, mensual y
mucho más elevada de lo que pagaría al año si fuera becada. ¿De verdad no es
posible dar la ayuda a quien más la necesita?
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