Este artículo se publicó en El Diario Fénix, digital activo hasta abril de 2017
En términos
económicos, crisis es igual a un incremento nulo de la producción que se
prolonga durante, al menos, dos trimestres. Esto es, a una tasa de crecimiento
negativa, que vendrá determinada por el estancamiento o la reducción del PIB de
un país, considerado el principal medidor del desarrollo. Pero ¿Lo es? ¿Se
acaba la crisis si en un trimestre aumenta la producción de bienes y
servicios?
Al hablar del valor
monetario del PIB se hace referencia al PIB nominal, y lo que se está indicando
es el valor en el mercado de los bienes producidos. Pero los precios tienden a
subir cada año, de manera que un aumento del PIB respecto a un periodo anterior
puede deberse a la inflación y no a un crecimiento real. Por eso se fijan los
precios de un año de referencia a la
hora de comparar periodos. Desde ahora, ese año base es para España el 2010.
La inclusión de actividades antes ignoradas en la
medición del PIB no altera ninguna realidad
El pasado 25 de
septiembre, el INE publicó las bases de las nuevas normas estadísticas para
calcular el PIB, atendiendo al Sistema
Europeo de Cuentas (SEC-2010). Se incluye en el cálculo el gasto en
Investigación y Desarrollo (i+d) y en armamento militar, lo que supondrá en el
primer caso un aumento de unos 12.000 millones de euros (1,2%) y en el segundo
de entre 1.000 y 2.000 millones, según las estimaciones del INE.
Además, a partir de
ahora quedan incluidas como actividades económicas que contribuyen a la
producción nacional algunas consideradas ocultas o ilegales. En el caso de
España, estas son la prostitución, el tráfico de drogas, el contrabando de
tabaco y el juego ilegal. El conjunto de estas economías ilegales incrementa el
nivel del PIB en un 0,87%, representando un 0,35% la prostitución y un 0,5% el
tráfico de drogas. Con ello, y sobre todo por la inclusión del gasto en i+d, la
cifra del PIB nominal crece. En 2013 ese valor se fija en 1,049 billones de
euros.
Al Gobierno no le
viene mal este cambio, así puede anunciar “recuperación” -como viene haciendo al
uso de cualquier mínimo dato positivo- o reducción del nivel de deuda y déficit
público en España, por crecimiento -muy poco y sin alterar ninguna realidad- de
su PIB. Pero esto no será otra cosa que
la inclusión del valor de esas actividades hasta ahora excluidas.
Esta forma de medir el bienestar trata de ocultar la
desigualdad
En cualquier caso,
cuando se habla de PIB elevado o creciente no se está indicando un desarrollo
del bienestar ni tampoco crecimiento de oportunidades para los ciudadanos del
país en cuestión. Una variable es el PIB por habitante, que valora la renta
media de los residentes en un país, a partir de la división del valor monetario
de su PIB entre el total de su población. Esta medida se utiliza para comparar
las rentas por habitante entre distintos países, pero con ello no se obtienen
valores reales. Pues se dejan de lado las diferencias entre los salarios, que
hacen de esa renta media algo irreal e irrelevante, y las diferencias de precio
de los productos en cada país. Que China sea el segundo país del mundo en
PIB/habitante está indicando que esta forma de medir el bienestar deja de lado
y trata de ocultar la desigualdad.
Según datos recogidos
en un informe reciente de la Organización europea para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), entre 2007 y 2010, el 10% de la población más
pobre en España vio reducidos sus ingresos en un 14% cada año. Mientras, el 10%
más rico experimentó una caída de sus ingresos de un 1%. Es la consecuencia de
una crisis que ha venido a ensanchar la brecha entre clases sociales y frente a
la que no se toman medidas de protección social. La OCDE indica que las
prestaciones de desempleo para los españoles
se sitúan en un -3 en una escala de -10 a +10.
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